- “Como paladín, camino sobre el filo de la navaja. No entre el bien y el mal, jamás podría ser algo parecido a ti, sino entre “ley” y “justicia”. La “ley” que sigo no me permite hacerte daño, pero podría sentirme “justificado” por cualquier cosa que te hiciera si así salvase vidas inocentes. ¡CUALQUIER COSA! No sabes lo que significa ser como yo. No conoces el dolor que supone contener toda tu ira, toda tu furia, todo tu sentido de la justicia, y guardarlo en tu interior, cada día, durante el resto de tu vida. Hacer lo correcto no significa acabar con el mal, yo sólo puedo recortar lo que crece demasiado. El camino que sigo no es el de la venganza, ni el de lo que es correcto; es el de la moderación con respecto al poder, contenerme y compadecerme de basura como tú.
- Por éso, los paladines no tenemos miedo a caer. No pasamos el día pensando en maneras de evitar hacer el mal y sucumbir ante la oscuridad–deseamos hacerlo. Cada vez que nos enfrentamos al mal nos preguntamos “¿Es ésta la amenaza por la que voy a sacrificarlo todo? ¿Voy a renunciar a mi capacidad de ayudar a otros en el futuro por ésto, con tal de derrotarlo ahora? ¡¿Es éste el mal por el que estoy dispuesto a abandonar a mi Dios y a mi poder para detenerlo?!
- Lo que deberías preguntarte tú ahora, lo que debes sopesar es “¿Es lo que estoy haciendo lo que hará querer caer a este tío?” Porque deberías saber que cuando caiga, todas esas reglas que te protegen de mí habrán desaparecido. Ya no podrás detenerme, ni tú, ni mi orden, ni mi Dios. Si lo doy todo, y quiero decir todo, no me detendré. Si escapas hoy de mí, te daré caza, y te arrastraré a los pozos del infierno en persona. Incluso si eso significa tener que invocar la furia de cada demonio de la creación sólo para que abran un foso que me trague, porque cuando me arrastren me aseguraré de tener mis puños bien cerrados en torno a tus tobillos, y caerás conmigo. Quiero que me escuches ahora, y que prestes atención, porque no hay furia comparable a la de un paladín que lo ha perdido todo.
- Así que te preguntaré una vez más: dime donde están teniendo lugar los otros rituales, o te juro por lo más sagrado que caeré, y caeré hasta el final, sólo para mostrarte el código al que un paladín se aferra de verdad para contenerse…”
- —Sir Peter Fairgrave.
La palabra paladín evoca una imagen poderosa para cualquiera que haya jugado a D&D. Por si no os hacéis una idea yo os lo explico. Un paladín es una mezcla entre un caballero y un agente divino con una personalidad tan fuerte que podría convertirse en el líder perfecto, pero que se ve arrastrado por un grupo de aventureros en su incesante cruzada por hacer el bien, y que termina haciendo la vista gorda a todas las atrocidades que sus compañeros cometen. Un jedi podría ser un ejemplo de paladín. Así que, ¿qué supone interpretar a un paladín?
Los tópicos
Antes de la quinta edición de D&D*, era requisito para ser un paladín ser Legal Bueno.Por el simple hecho de tener una férrea disciplina y seguir un código de conducta, las fuerzas de la ley y el bien le conceden poderes para servir a la causa. Si un paladín abandona este alineamiento, o desobedece su código, pierde sus poderes. Asimismo, pierde la capacidad de subir de nivel hasta que se redima o hasta que cambie de clase.
*No, no estoy contando la cuarta, básicamente, por no haberle echado horas de juego.
Código de Conducta
Así que, debido a su código, un paladín siempre trata de hacer lo correcto. Ninguna maldad debe quedar sin castigo. Un paladín debe proteger a los inocentes, sin importar las circunstancias. Esto suele ir en detrimento del grupo. Sus compañeros se ven forzados a elegir entre seguir al paladín a una muerte probable o abandonarlo a una muerte segura. Tampoco es raro que un grupo de personajes tenga que operar a espaldas del paladín. Éste se convierte en un impedimento más a la hora de resolver problemas de una manera “creativa”.
¿Qué hay de tus odiados enemigos? Un paladín es la imagen de la piedad y la devoción. Eso significa que un enemigo vencido no tiene por qué ser ajusticiado forzosamente. La redención es posible para cualquiera que pueda meditar sobre sus fechorías. Si la conversión de tu adversario resulta ser una tarea imposible, una prisión es el lugar al que pertenece, no el cementerio.
Algunas consideraciones
Lo primero que debes tener en cuenta es que, por muy tópico que sea, el paladín en el sentido más clásico es éso que hemos descrito arriba. Si disfrutas interpretando este tipo de personaje, no te cortes. Aquí te ofrezco varias alternativas a esa imagen del paladín. Algunas cosas que podrías considerar útil a la hora de crear un paladín son:
- La elección de una deidad es algo completamente secundario para crear tu paladín.
- Un paladín es alguien especial. Tiene poderes que despiertan la admiración de sus protegidos y el terror en sus adversarios. Y, sin embargo, nadie puede entender por completo el alcance de su sacrificio. Es posible que se sienta solo, debido a su condición especial, y que la felicidad no es algo a lo que pueda aspirar.
- Un paladín es un ser mortal, no tengas miedo a interpretarlo como alguien con defectos. Es cierto que su entrenamiento y disciplina los hacen destacar sobre la mayoría, pero incluso el paladín más recto puede atravesar épocas de crisis. Incluso albergar dudas, odio, y/o envidia.
- Por naturaleza, los paladines se encuentran entre los personajes más sacrificados. Sin embargo, un paladín muerto es un paladín que no está realizando su tarea. ¿Tiene una puntuación de Sabiduría, al menos, media? Entonces posee cierto sentido común, capacidad para elegir sus batallas y los términos en que se desarrollen.
¿Cuales son mis cartas, entonces?
Dicho ésto, me parece que hay opciones muy jugosas.
The Punisher
La piedad y la devoción son características básicas para ser un paladín. Pero llegará un momento en que un paladín se va a quemar viendo tanta injusticia, maldad y corrupción sin castigo. Será en ese momento en que alzará la vista al cielo y rece para que su dios le dé la fuerza necesaria para hacer lo que debe hacer. Hay veces que una amenaza incontrolable requiere medidas fuera de control. A este tipo de paladín no le preocupa hacer el bien. Tan sólo desea castigar el mal, y sabe que durante el poco tiempo que le queda de vida será una tarea que nadie más puede hacer.
El ateo
Este paladín no cree en ningún dios. Igual que un monje alcanza su poder mediante la meditación y la disciplina, el poder de este paladín viene, literalmente, de su interior. Tal vez lo achaque a algún tipo de filosofía, a su entrenamiento, o a su capacidad para hacer lo correcto. Sí, esta alternativa puede entrar dentro del tópico de santurrón, pero la idea tiene el suficiente potencial de interpretación como para considerarla durante un momento.
Líder ejemplar
No sirve de nada echarle un sermón a la gente. Las palabras entran por un oído y salen por el otro. Hay que enseñar mediante el ejemplo. Enseña a los demás que no cuesta mucho seguir la senda del bien, y pronto te seguirán. ¿Ha robado un colgante el pícaro del grupo? Devuelve uno igual a su propietario y ofrécele unas disculpas. ¿Ha habido destrozos en la taberna durante el último combate? Arréglalos personalmente. ¿Ha sufrido alguno de tus compañeros de grupo una pérdida importante? Haz lo posible por ayudarles a superarla. No prediques el cambio. Sé el cambio.
Embajador de otros dioses
¿Por qué tienes que venerar a un dios legal bueno? ¿Acaso no hay otras deidades dignas de ser servidas? Hay muchos aspectos divinos que entran dentro de esta categoría. Uno de los ejemplos más bizarros es el de los paladines de Asmodeus. Sí. Asmodeus tiene paladines verdaderos trabajando para su causa. Este archidiablo, cuyos aspectos incluyen la tiranía y la esclavitud, es de alineamiento legal malvado. Asmodeus, primero, es una deidad legal, siendo su maldad secundaria con respecto a su concepto de ley. A través de una serie de lagunas y vacíos, Asmodeus ha sido capaz de convencer a ciertos paladines de que trabajar para él es trabajar para un bien mayor. Estos paladines actúan a modo de embajadores en zonas en las que un clérigo de Asmodeus sería normalmente cazado. Además, sus deberes están descritos muy cuidadosamente para evitar que éstos realicen actos abiertamente malvados.
Échale un poco de imaginación. Si Asmodeus tiene sus propios paladines, otras deidades con toda seguridad los tienen.
Visitante de otra cultura
Sólo porque un paladín sea legal bueno no significa que tenga que ceñirse a las leyes del país donde se desarrolle la campaña. Y que sea bueno no significa que su código tenga que adherirse a necesidades mortales. Si sirve a un poder superior, el paladín es la mano derecha de dicho poder en la tierra. ¿Cuales son los planes de este poder, o de esta deidad, para el paladín? ¿Cuales son sus tareas? Juega un poco con la ambigüedad de esta premisa, y puede resultar una alternativa curiosa.
Pérdida de poderes
¿Qué sería necesario para que un paladín perdiera sus poderes? Ten en cuenta que no es un dios el que proporciona los poderes a un paladín, sino su estado de gracia. Lo más obvio parece cambiar de alineamiento mediante un acto voluntario. Segundo en la lista, romper su código. Piensa con frialdad si una acción que suponga una ruptura de ese código es suficiente para que el paladín pierda sus poderes.
Considera que, tal vez, sea suficiente con permitir al jugador interpretar cómo su paladín afronta esa falta. ¿Es arrepentimiento lo que siente? ¿La ira lo consume? Antes de convertir tu campaña en una búsqueda de la redención, que también es una posibilidad, puedes considerar otras vías. Quizá los poderes no desaparezcan de la noche a la mañana, y el paladín tarde días (o semanas) en notar que algo va mal. Si, finalmente, los pierde, haz que sea dramático. Sin duda los ha perdido tras enfrentarse al juez más duro que podía haberle tocado: él mismo.
Buena reflexión sobre el paladín.
Yo añadiría el palad´n inquisidor, aunque claro, realmente sería casi lo mismo que la idea del punisher.
Una cosa que leí el otro día, era sobre los paladines sirvientes de deidades neutrales auténticas, que buscan el equilibrio al completo, muy interesante eso de en mitad de una guerra, cambien de bando cuando ven que la balanza se tuerce demasiado jajaja.
Podría funcionar como parte del ‘castigador’. Interpretar a un inquisidor clásico, con lo que ello conlleva, requiere una frialdad y una falta de escrúpulos que un paladín no son afines al código de un paladín. Pero todo es darle vueltas y pensar cómo aplicarlo.
Ya depende del setting también. Hay partidas dónde el contexto lo permite más.